Un día como otro cualquiera te sientas con la sensación de que disfrutarás de una agradable meditación. Has oído sobre meditación para el dolor pero no lo has vivido. No pensabas que al cabo de unos minutos, de forma casi inesperada, aparecería un dolor sutil en la rodilla izquierda. Lo ignoras. «No es nada», piensas mientras observas el flujo de tu respiración en calma. Pero la calma dura poco…
La mente se dispara. Te preguntas: ¿Cuanto tiempo queda (de meditación)?… No mucho. Pero los segundos se convierten en minutos, y los minutos en horas. Notas cómo aumenta la tensión muscular, cómo sudas, cómo se acelera la respiración. Te cuestionas el sentido de estar sentado haciendo nada, incluso te planteas si seguir meditando…
La comodidad en la meditación se obtiene mediante la práctica. Solo así te familiarizarás con las sensaciones de tu cuerpo y puedes utilizar la meditación para el dolor.
Por eso, si notas cualquier molestia, dirige tu atención a ella e identifícala. Ese dolor puede ser un picor, un entumecimiento, un pinchazo… Obsérvalo. ¿Es intenso? ¿Es intermitente? ¿Se trata de un malestar físico/emocional?
Meditación para el dolor
Cuando esto suceda, pon en práctica uno de los siguientes recursos:
- Mientras observas la sensación, repite mentalmente: acojo, permito y calmo. Envía esa intención a la tensión que sientas.
- Dirige la atención a un lugar donde experimentes calma. Es decir, si el dolor surge en la rodilla izquierda, dirige la atención a la rodilla derecha.
- Igualmente, si lo que sientes es una emoción, también se manifestará en el cuerpo. Así que, lleva la atención a la parte contraria del cuerpo de donde emane la emoción.
- Cambia la posición de forma lenta mientras permaneces consciente a las sensaciones que emergen y desaparecen.
Gracias a la meditación, te distancias de los mecanismos defensivos de tu mente, dejándote en la posición adecuada para observar el dolor, identificar sus causas, analizar la reacción de tu cuerpo y, finalmente, cambiar tu actitud hacia él, usando la meditación para el dolor. La meditación significa perspectiva; una forma de verte por dentro desde fuera, sin juzgarte, con ternura, con amabilidad, cercano en la distancia y libre de los condicionamientos de tu mente.
Aprende más sobre la ciencia de la meditación aquí.