El estrés no es malo de por sí. A menudo puede ayudarnos a rendir al máximo, a superar nuestros límites y a conseguir cosas que de otro modo nos paralizarían. El verdadero problema es que no disfrutamos de suficientes momentos que nos alivien el estrés.
Por tanto, revitalízate y nutre la parte más profunda de tu ser, planifica un período de paz a la semana («descanso sabático») para recuperar los placeres más sencillos de la vida, a los que es posible que hayas renunciado a medida que los días se volvían más ajetreados y tu vida más compleja.
Tu descanso sabático semanal no tiene por qué durar todo un día, lo único que necesitas es pasar unas horas a solas, quizá una mañana tranquila y dedicar a hacer las cosas con las que más disfrutas.
Por qué no comenzar así una práctica de yoga a la semana? Busca momentos de reflexión, crea un hábito para la introspección. Observa lo que haces, lo que piensas y te dotas de un punto de referencia para evaluar tus progresos.
Aporta paz y calma a tus días